Nimiedad genética
Aún sabiendo lo nimio que puede representar este conjunto de palabras dentro de este micro o macroloquesea que llamamos universo, y pese a que siendo humano nunca entenderé del todo ciertas reglas o momentos, aún así, todo lo que somos y que nos ha impulsado a creer que comprendíamos algo, a creer que nuestra sabiduría solventaría dudas atemporales, a creer que viviríamos en un mundo mejor y feliz, a todos esos, entre los que todos nos incluimos, os digo, bienvenidos a casa, a vuestra casa, a vuestro cerebro, pues es el único que tiene todas las respuestas y al mismo tiempo, es también el único que nunca jamás querrá revelarlas, no está incluido en el paquete y no tenemos las instrucciones de cómo accionar el interruptor.
Generación tras generación creemos aumentar nuestros conocimientos, nuestra tecnología, nuestros logros y, al fin y al cabo, lo único que hacemos es catalogar todo en paquetes pequeños de información que acumulamos y que en muchos casos acabamos traspasando con todo lo que eso conlleva, marcando nuestro único y real “destino”, dictando cada uno de los pasos que quieras o no van a marcar tu existencia propiamente dicha, y es que joder, la palabra lo dice por sí sola, Gen-era-ción, GEN-ERA-CIÓN, de todos los que nos componen, de todos los encargados de dibujar el mapa que marcará nuestras acciones y decisiones.
Si decides arriesgar todo al intentar comprenderlo y aunque finalmente lo hagas, aún así, no podrás cambiar nada de lo que ya has establecido y si lo intentas puedes morir en el intento, en el mejor de los casos andarás en un limbo yonqui que te hará vagar entre todo lo que crees comprender y lo que otra parte de tu cerebro cree que “siente”.
Nada más y nada menos. cada paso que avanzamos puede mostrarse de modo vacuo, impertérrito, como un mamotreto al que le pesan las piernas y debe renovarse; o puede contener todo lo que conlleva el creer estar realizando algo que verdaderamente cambie e implique algo, lo surrealista es que todo lo que un día pensamos que era nuestro, solo son caminos dictados que difícilmente pueden verse alterados, y aunque lo sean, solo afectan a uno en concreto, el que lo está haciendo. Lleva años siendo así, de la misma manera, clasificando nuestros códigos, descubrimientos, sentimientos, emociones y límites, estableciendo las barreras que nosotros mismos nos marcamos y nos decimos que no podemos traspasar cuando ni tan siquiera nos hemos intentado buscar ni una sola vez.