archivo :: 2010
Viaje al centro de los recuerdos
Esta historia no empieza aquí, de eso estoy seguro. Aún lo estoy más de que tampoco acabará aquí. Cuando el límite del tiempo es inexistente en un sentido u otro, qué razón queda para pensar en el aquí, ya sea en el tiempo o el espacio; hacerlo se vuelve casi inútil o cuanto menos, paradójico y ridículo. Cuál debe ser en ese caso el impulso para narrar un viaje hacia el centro de los recuerdos, cuál es el motor necesario para pensar que lo que un día hicimos nos pueda definir de una u otra manera si esa concepción espacio-temporal es errónea. No me refiero a que estemos atrapados en un solo instante, quizá todo lo contrario.
Respuestas inconscientes
¿Por qué cuando el alma está tan cerca del cuerpo es cuando más se sienten las emociones? ¿Por qué cuando el cuerpo está tan cerca del cerebro es cuando mas se perciben los sentimientos? No hay razón, quizá tampoco lógica pero es un tipo de ecuación química que da como resultado algo demasiado sorprendente como para poder ser estudiado, algo que ni tan siquiera se ha llegado a definir, ya que como cualquier cosa, antes necesita ser comprendida, y esto, esto es algo que a veces hasta cuesta percibirlo con lo que el reto se vuelve mucho más agotador, y sobre todo terriblemente difícil.
Nimiedad genética
Aún sabiendo lo nimio que puede representar este conjunto de palabras dentro de este micro o macroloquesea que llamamos universo, y pese a que siendo humano nunca entenderé del todo ciertas reglas o momentos, aún así, todo lo que somos y que nos ha impulsado a creer que comprendíamos algo, a creer que nuestra sabiduría solventaría dudas atemporales, a creer que viviríamos en un mundo mejor y feliz, a todos esos, entre los que todos nos incluimos, os digo, bienvenidos a casa, a vuestra casa, a vuestro cerebro, pues es el único que tiene todas las respuestas y al mismo tiempo, es también el único que nunca jamás querrá revelarlas, no está incluido en el paquete y no tenemos las instrucciones de cómo accionar el interruptor.