Nada que objetar señor
Vuelvo de nuevo para no quedarme callado, haciendo gala de ayer, gritar hasta conseguir lo que quiero sentir. Al gritar te cansas, pierdes la voz, a veces los ánimos e incluso llegas a respirar con dificultad. Casos en los que la impotencia te hierve la sangre, donde no queda más alternativa que gritar.
¿Cuántas veces te has dirigido a urgencias?, aunque tu respuesta sea ‘pocas’, seguro que experimentaste síntomas parecidos. Colas de varias horas, atendiendo a los que siempre están más graves (por suerte), dejando tu pequeña dolencia para más tarde. Llegas hasta el médico y le dices dónde te duele, se aproxima y sigue el procedimiento rutinario. Pide pruebas que tardaran unos quince días en llegar, seguramente al final del proceso te recetará unos medicamentos diciendo que mejorarás.
No te encuentras bien, notas un frecuente dolor, se repite, te arde por dentro a fuego lento. Esperas unos días a ver si la medicación te provoca mejoría. No da efecto. Desistes y vuelves a llamar al médico, argumenta que es normal un estado así una semana o a veces más durante el tratamiento. Quieres aguantar, sin embargo el tiempo ha menguado aún más tu fuerza. Con suerte, tienes algo de dinero ahorrado, puedes costearte un especialista privado y piensas que se agilizarán las pruebas y resultados. Sin darte cuenta habrás pasado por dos o más doctores para contrastar opiniones de tus dolencias, síntomas de alguna enfermedad desconocida. Ya ves, tu cuerpo convertido en una baraja de naipes, cuando necesitas ese rey o esa sota que no llega.
Quieren acabar, cuanto antes mejor, el cometido es largo y hay que mantenerse entero. Prosiguen la partida con cartas más acertadas. Es una lástima que no consigan cerrar el juego, no te dejan ser el crupier de la mesa, tu papel se relega al de espectador ansioso. La solución resulta más compleja, necesitan más datos verificables que no están a tu alcance, costeando pruebas u operaciones en países donde la sanidad está más avanzada. Tú y tu cuerpo estáis resultando un enigma para la medicina española. Con mirada compungida, abandonas semana tras semana la consulta de alguien que te mira con ojos de lástima, con impotencia de no poder resolver tu caso de una manera satisfactoria.
¿Cuál es el presupuesto que se destina actualmente a Investigación y Desarrollo?, no hablo sólo de la médica, sino en nuevas tecnologías, en avances científicos o biológicos. Todo el mundo se maravilla ante las siglas I+D, aunque nuestro gobierno se empeña en I-D, el que se ha gastado dinero subvencionando a fundaciones privadas como la ‘Fundación Nacional Francisco Franco’ o acabando un AVE en el que se han encontrado una serie de problemas gravísimos en su construcción. Gala de los mejores ministros que podíamos esperar después de la generación alimentada por Ansar. Sacamos la carpeta de defensa, ministerio en el que habita fauna autóctona. Federico Trillo, hombre ingenioso y llano, seguro que recuerda los paseos por Honduras, digo, El Salvador. Karlos Arguiñano felicita a Trillo, él también promociona el Perejil.
Luego vemos a Ana Palacio, un robot desarticulado con la tarjeta de memoria desgastada, un defecto de fabricación quizá, aunque bueno, su predecesor Matutes también mataba a las masas, de aburrimiento, claro. Las verdaderas armas de destrucción masiva no están en Irak, las tiene Ana Palacio, ella es la que intercomunica y representa a España fuera de la misma. No me quiero imaginar la fama que nos habrá dado, será que todos nosotros antes de iniciar cada frase repetimos un monosílabo cinco veces, seguro que sí. También tenemos al señor Burns (Rodrigo Rato), amante de las finanzas, siempre dice que la economía española está a la alza, no me lo explico, teniendo un empleado similar a Hommer Simpson es casi imposible, Álvarez Cascos con las afirmaciones sobre la vivienda y el AVE. Esperanza Aguirre y Arias Cañete saludándose en una comida benéfica diciendo que el Plan Hidrológico Nacional se hará ‘por cojones’, podrían purificar el agua de Gibraltar después de que estuviera allí el Tireless y venderla como Coca-Cola a dos euros el medio litro.
Han sido cuatro años de gobierno de ‘centro’ más cuatro años de protestas sin escuchar. Del clamor apagado por las decisiones infundadas desde el despotismo ilustrado, el gobierno del miedo, donde estamos en peligro y es preciso luchar en cruzadas aunque a millones de personas les pareciera ilícito. Sobornando con blanco dinero las negras playas manchadas aún de chapapote. Haciendo que la educación vaya cada vez a peor, imponiendo nuevas leyes, para el gobierno somos cuatro gatos mal contados los que protestamos. Esa mujer, como otras tantas del PP, que cocinan con cualquier hueso, que llaman asesinos a los votantes de un partido político y tantas otras proezas chocan frontalmente contra todas las mujeres que viven en silencio, es en ellas donde está el verdadero miedo de no recibir otra paliza, de no arriesgarse a que la maten si pone una denuncia. Dónde quedan los cambios en ese sentido o en muchos otros como la vivienda y trabajo digno, la constitución que tanto defienden lo dice; igual que a la libertad de expresión e informativa, Urdaci tiene los pilares básicos del periodismo en post-it perdidos.
Ya me he extendido demasiado en la disertación, he intentado ser objetivo pero es casi imposible, todos tenemos una concepción distinta de las cosas. Con esto no quiero negar que en el pasado se podrían haber hecho las cosas mucho mejor. Lo que tengo muy claro es que me he cansado de un gobierno que poco respeta la voz del pueblo y que cumple sus propios intereses olvidando quién le da de comer. Estoy harto del Partido Popular y de sus populares maneras. No sé quien ganará el 14-M, espero y deseo que no sea el PP. Tengo ganas de ver una verdadera evolución de la vida, de progreso y donde la libertad sea algo más que un término en el diccionario.
Comentarios
Quiero imaginar que somos muchos, muchísismos los que compartimos la misma opinión pero lo verdaderamente alarmante es: si la mayoría de los españoles sentimos cómo nuestros ojos se humedecían ante la visión de una costa completamente negra, si la mayoría nos levantamos para oponernos a una guerra fictícia e injusta (que sí, que todas son injustas), si a la mayoría nos dan arcadas de ver, sentir y padecer cómo este gobierno mitad franquista mitad opusino se cachondea de nosotros... ¿Cómo cojones encajaremos otra nueva victoria del PP? ¿Cómo se come eso?
Angelituuu ! El meu primer comentari per tu, un petó guapo
Probando este nuevo sistema de comentarios, a parte, gracias a las dos, por dedicarme unas palabras, suerte tenemos de que hemos cambiado el gobierno. A ver si realmente hacen lo que dijeron ... ojalá! (será porque me gustan los ojos de Zapatero?)